Alejandro Arzayus García
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CALÍOPE EN LENCERIA
02 May 13 - 05:54
Cristalizaciones plateadas danzan
brillando en la rocambolesca y tacita nocturnidad.
Salen ninfas violetas engalanadas de suspiros,
perfumadas con estrógenos y rubores de lolitas
(endiabladas)
sus caderas de finos e impuros zafiros
(jadeantes)
¡Y SU PELVIS!, dilatado presagio
de la bifurcación al oscuro paraíso.
Arboledas tejen sus herrumbrosas largas cabelleras
y en la zona austral, va cautivo
un almizcle a dicha húmeda, a punto G en ciernes,
a veladas de fluidos trashumantes...
Una guerra de Valquirias
(sodomitas)
un aquelarre de frenesí, adornado con besos líquidos
de absenta, y azucenas desde la ingle
hasta la espalda.
¡Ay rapsoda, cántale a tus ninfas!
vierte versos saltimbanquis,
humecta las tenues flores de escarcha licuada
en tus Ariadnas de fieltro y mancillado terciopelo.
Lubrica sobre las sienes de Calíope,
emergiendo cual espada de Damocles
sobre estas deidades insolentes
y responsables de mástiles rotundos.
Fúndete con el estertor de esta cálida lascivia
en estas ninfomaníacas noches de plenilunio arcano,
no apacigües tus ávidos instintos
que la tentación es carne de tu carne
¡y los placeres dionisiacos pertenecen a los vivos!
brillando en la rocambolesca y tacita nocturnidad.
Salen ninfas violetas engalanadas de suspiros,
perfumadas con estrógenos y rubores de lolitas
(endiabladas)
sus caderas de finos e impuros zafiros
(jadeantes)
¡Y SU PELVIS!, dilatado presagio
de la bifurcación al oscuro paraíso.
Arboledas tejen sus herrumbrosas largas cabelleras
y en la zona austral, va cautivo
un almizcle a dicha húmeda, a punto G en ciernes,
a veladas de fluidos trashumantes...
Una guerra de Valquirias
(sodomitas)
un aquelarre de frenesí, adornado con besos líquidos
de absenta, y azucenas desde la ingle
hasta la espalda.
¡Ay rapsoda, cántale a tus ninfas!
vierte versos saltimbanquis,
humecta las tenues flores de escarcha licuada
en tus Ariadnas de fieltro y mancillado terciopelo.
Lubrica sobre las sienes de Calíope,
emergiendo cual espada de Damocles
sobre estas deidades insolentes
y responsables de mástiles rotundos.
Fúndete con el estertor de esta cálida lascivia
en estas ninfomaníacas noches de plenilunio arcano,
no apacigües tus ávidos instintos
que la tentación es carne de tu carne
¡y los placeres dionisiacos pertenecen a los vivos!
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